Apuntes de un escéptico

La ley de educación va a permitir que el sector público pueda donar terrenos a los colegios concertados (que en definitiva son privados, aunque estén subvencionados por el Estado). Un expolio más a lo público.

¿Por qué se habla de solidaridad para designar la redistribución de recursos que realiza el estado entre regiones con la finalidad de compensar la desigualdad que genera el mercado? Más bien tendríamos que denominarlo justicia o equidad. ¿Alguien llamaría solidaridad a que los ciudadanos paguen impuestos de forma progresiva a su renta y riqueza? ¿Por qué designar así al simple resultado de ese hecho sobre la distribución territorial?

Montoro ha afirmado en las Cortes que los salarios no están bajando en España, que solo moderan su crecimiento. ¿A dónde habrá mirado? Desde la crisis, de media han bajado en términos reales el siete por ciento. Ha subrayado también que el «excesivo» crecimiento que experimentaron los salarios a comienzo de la crisis provocó que se destruyera mucho empleo en España. El ministro confunde la causa con el efecto. Más bien porque se destruyó mucho empleo el salario medio creció. Es un puro efecto estadístico, los puestos de trabajo que se destruyeron en primer lugar fueron los precarios, los peor pagados. La salida de estos trabajadores del mercado laboral hizo que la media salarial creciese, lo que no quiere decir que los trabajadores que mantuvieron el empleo incrementaran sus retribuciones.

Guindos admite que la reforma de la banca ha salido muy cara, pero asegura que cualquiera otra alternativa había sido peor. ¿Peor para quién? Y decían los de este gobierno y los del otro que no iba a costar un euro al contribuyente. Diez billones de las antiguas pesetas. Así lo entendemos mejor.

El paro aumenta, los salarios pierden poder adquisitivo, las pensiones y la retribución de los empleados públicos continúan congeladas, se incrementa el copago en sanidad, las becas se reducen, se dobla la cantidad de alumnos por aula, el número de médicos disminuye y aumentan las listas de espera. Es evidente, tal como afirma el Gobierno, ha comenzado la recuperación. Será la de los beneficios empresariales y la de la cotización bursátil.

«Las fronteras son el pasado y no se pueden levantar». Y eso lo ha dicho el presidente de la Generalitat que pretende trazar una frontera entre Cataluña y el resto de España. Claro que él quería decir aduanas, que es lo que le interesa que no exista.

La competitividad que se pretende ganar reduciendo salarios, la pierde el BCE manteniendo un euro sobrevalorado.

El Banco de España afirma que la reforma laboral no ha servido para crear empleo ni para combatir la temporalidad, solo para reducir los salarios reales. La verdad es que eso ya lo sabíamos desde el principio, y algo más… que esta era su verdadera finalidad, compensar así la imposibilidad de devaluar la moneda.