Esperanza Aguirre no se resigna. Le ha faltado tiempo para declarar en rueda de prensa que con tal de parar el ascenso de Manuela Carmena está dispuesta a renunciar a la alcaldía. Alcaldía que no tiene. Su descaro no tiene límites. Ha señalado también que el PP necesita regeneración y que ella está dispuesta a realizarla en Madrid. Hay que tener desparpajo. ¿Nadie le dirá que la primera medida de la regeneración pasa porque ella se marche?